Estos días he estado revisando mi código de honor. ¿Sabes a qué me refiero o te suena a chino?
Un manifiesto de empresa o código de honor, es una de las maneras que he encontrado para definir mis propias reglas del juego (gracias Marien y Jesús de Bee Ingenious por acercarme a este concepto).
En él he estampado, a fuego, aquellos principios que son inviolables, con el objetivo que todos aquellos que tengan relación profesional conmigo, sepan lo que sí pueden esperar de mi y lo que no recibirán nunca, bajo ningún concepto. Es cuestión de mantener las expectativas en un punto razonable y justo, además de poner en valor el respeto más profundo que siento por mis clientes y colaboradores.
El código de honor es indispensable para tu empresa. Share on XQuizás te preguntes por qué digo que necesitas redactar el tuyo lo antes posible. Aquí te dejo cinco ideas, con la intención de ponerte en marcha:
- Te pones en valor, transmites claridad y estructura de ideas a todos aquellos que tienes alrededor de tu negocio (clientes, proveedores, socios, empleados…).
- Te ayudará a tener tu propio “modus operandi” e inyectarás en vena tus propios valores (ADN) a toda persona o entidad que se acerque a ti.
- Tu crecimiento será como tú lo decidas. Por ejemplo, si deseas crecer con clientes comprometidos no le venderás tus servicios o productos al primero que aparezca.
- Sin darte apenas cuenta harás de tu marca personal algo auténtico, reconocible y que transmite tus valores.
- ¿Has pensado alguna vez en vender tu negocio? ¿Si te pagan el precio se lo entregarías a cualquiera? Para tomar esta decisión también debes tener redactado tu propio Código de Honor.
He pensado que, una de las maneras de transmitirte alguno de los puntos que componen mi código de honor, es a través de algunas de mis experiencias, de mi día a día.
Con tu código de honor harás de tu marca personal algo auténtico. Share on XSin ir más lejos, hoy mismo (Miércoles, 08 de Mayo), he conocido a una persona que me ha sido presentada/referenciada por otro ya cliente. En un momento de nuestra conversación, era nuestra primera toma de contacto, le he transmitido este mensaje:
…”si tu dinero está invertido de manera correcta y se encuentra alineado con los objetivos que me acabas de definir, no te propondré ningún cambio de Banco, producto financiero o asesor. Será un placer haberte conocido pero no podrás ser mi cliente”…
Esta persona se ha quedado impresionada con mi afirmación, hasta el punto que me ha realizado una pregunta, en plan:
…”¿He entendido bien lo que acabas de decirme? ¿De verdad me estás diciendo que, si mis objetivos están alineados con el asesoramiento que recibo hasta hoy así como la manera que tengo mi dinero en el Banco, me dirás que ha sido un placer conocerme y no tratarás de hacerme cliente tuyo?
¿No harás de buitre peludo con patas por la sencilla razón que tengo dinero?”…
Así es, le he contestado. En el punto 8 de mi código de honor, hago referencia a situaciones de este tipo:
No pienso vender mis servicios si no aportan el valor suficiente para que, las personas que se acerquen a mi, consigan sus objetivos.
Y tú, querido lector:
- ¿Sabes cuáles son los valores de tu asesor?
- ¿Estás decepcionado por falsas expectativas?
- ¿Te quieren vender sin saber nada de tu vida ni de tus objetivos?
- ¿Qué sentido tiene confiar tu futuro financiero a un ser sin escrúpulos?
- ¿Piensas hacer algo al respecto?
Te doy una idea: contacta conmigo y reserva una primera sesión conmigo en la que te prometo tres cosas:
- Si no puedo aportarte valor no serás mi cliente.
- Tu dinero y tus finanzas estarán alineadas a la vida que has elegido vivir.
- Herramientas y metodología para tus inversiones.