Una de las principales tareas que más me encomiendan , como asesor financiero y persona de confianza en los consejos de administración, es la búsqueda de alternativas de financiación para hacer frente a diferentes escenarios que se pueden presentar en un negocio, en sus diferentes fases.
Conocer el abanico de posibilidades te hace ser un mejor asesor financiero. Una vez sabes qué opción escoger, a qué persona y entidad dirigirte, sólo queda implementarla.
¿Te has preguntado alguna vez si es mejor pedir un préstamo o realizar una ampliación de capital? ¿Avalarás tu proyecto contra viento y marea? ¿Incorporarás a tu negocio a un nuevo socio? ¿Qué tipo de socio te conviene más? ¿Y si te acercas a alguna plataforma de crowdlending? ¿Has oído hablar de los “business angels”? … ¿Tiene sentido para tu empresa?
Cuando un empresario me propone un reto de este calado, vuelvo a los orígenes preguntándome, por ejemplo, cuales son los objetivos de la empresa, de mi cliente. Se habla de generar valor para los accionistas como uno de los principales retos. Es obvio, al menos a mi me lo parece, que el negocio debe ser capaz de generar rentabilidad sobre el capital invertido, esto es, por encima de los costes en los que se ha incurrido, lo que se denomina el coste del capital.
Si volvemos a la estructura originaria de la empresa, los recursos de las compañías se originan, o nacen, de dos maneras:
- Fondos propios. Los accionistas aportan capital a cambio de acciones. Con ellas, esperan obtener unos rendimientos que den sentido a su inversión. Para la empresa, la rentabilidad que buscarán los accionistas, será lo que antes he denominado el coste del capital.
- Fondos de terceros. En este punto aparecen proveedores de dinero, los bancos por ejemplo, que están dispuestos a prestar parte de sus recursos a cambio del compromiso de devolución más unos intereses adicionales.
Entonces, ¿ya está? ¿O nos financiamos con recursos propios o con los bancos, en sus distintas modalidades de productos? ¡Pues no, aún hay más, mucho más!.
Una de las primeras cuestiones que tenemos que analizar es la etapa en la que se encuentra nuestra empresa. Como sabéis, hay cinco básicamente: formación – semilla – arranque – crecimiento – expansión. Para no alargarme más de lo necesario, si os parece conveniente, en otro post hablaré sobre cada una de ellas. Otra de las variables a tener en cuenta es la necesidad de capital. La conjunción de la etapa empresarial más el capital necesario posicionará a esa operación en cuanto al riesgo. Por ejemplo, una gran cantidad de dinero para una empresa en formación puede significar de alto riesgo, no así, si esta empresa se encuentra en la etapa expansiva de su negocio.
La mayoría de las escuelas de negocios y de expertos que hacen un trabajo de mentoring con start-ups, hablan de las tres “F”: Family – Friends – Fools. ¿Quién no ha recurrido a la familia, a los amigos y a algún que otro fan o “tonto”, en el mejor de los sentidos, cuando ha iniciado su recorrido profesional? Yo mismo lo he hecho y, las tres “f” me han servido como punto de partida para llegar a otras personas.
Para seguir con alternativas de financiación os daré mi visión particular sobre los llamados “business angels“. No son más que inversores, con capital, que están dispuestos a invertir en tu negocio a cambio de un retorno interesante. Escuché una vez de uno de los mejores inversores en España, Luis Martín Cabiedes, que es más importante para un business angel saber cómo desinvertir, salir, que no como invertir en un negocio. No esperes, en general, que este tipo de inversor sea estable, ni que viva el negocio como tú, desde tu misma perspectiva. Un business angel no tiene necesidad de tu proyecto, negocio, empresa, para desarrollar su vida, tan sólo es una inversión más. Encontrarlos no es tarea fácil, puesto que, tradicionalmente, se han mantenido en el anonimato. Cierto es que, cada vez más, hay distintas organizaciones y plataformas donde se congregan y desde donde deciden sus inversiones a realizar. Si quieres más información al respecto, no dudes en contactar conmigo aquí.
Un camino más a seguir es el llamado “capital riesgo“. Son inversiones que se realizan en empresas de naturaleza no inmobiliaria, que tampoco cotizan en los mercados financieros y, podríamos etiquetarla de inversión profesional. Esa entrada de capital se da básicamente en las fases de crecimiento y expansión, normalmente entre los tres y los diez años. Los llamados fondos de venture capital tienen por objeto, precisamente, este tipo de empresas para sus inversiones.
Desde hace ya unos años, están cogiendo mucha fuerza las plataformas de “crowdfunding“. Se tratan de redes de individuos que financian proyectos empresariales. Son personas que se agrupan en esas plataformas mediante el canal internet. Otra posibilidad es el “crowdlending“, que incorpora la posibilidad de financiar a empresas. A diferencia del crowdfunding, existen garantías, la rentabilidad se conoce desde el primer momento y hay una relación empresario-inversor.
Así pues, no todo en esta vida financiera, tiene que ir acompañado de una entidad bancaria. Como habéis podido leer, otras opciones las hay. Si tu director financiero no se mueve más allá de lo tradicional, es muy probable que te origine dos problemas: no dar con la razón de esa tensión de tesorería que se ha generado en tu negocio y, peor aún si cabe, no encontrar la herramienta adecuada para resolver esa situación. ¿Vas a permitirlo? ¡Toma ya la decisión y busca otras alternativas! ¿Con quién? ¿Dónde? ¡Muy fácil! Yo puedo ayudarte en eso y mucho más si contactas conmigo aquí