Es evidente que la sencillez y mantener las inversiones a largo plazo son dos factores de enorme transcendencia, pero la más importante te la explico más abajo, ahora déjame hablarte un poco de mi trayectoria.
Tras más de 20 años en el sector financiero, un servidor ha pasado por diferentes etapas profesionales.
En una primera etapa que denomino de iniciación, mi comportamiento estaba asentado en idealismos desbocados, con un temor profundo a ser rechazado por todas aquellas personas y empresas con los que me reunía. Mis tres objetivos eran que reconocieran mi profesionalidad, hacer que sus finanzas fueran una palanca a favor de sus objetivos y, a la vez, que formaran parte de mi primera cartera de clientes. Mi experiencia en esta primera etapa brillaba por su ausencia, mi temor al fracaso era extremo y, a pesar de llevar siempre muy bien preparados mis argumentos, las reuniones nunca acababan según mis expectativas. Reconozco que en ese momento de mi vida profesional eran los clientes quienes me hacían el favor de confiarme su patrimonio empresarial y personal.
En la segunda etapa, la de crecimiento o desarrollo, bregado con un par o tres de años en el sector financiero, pasé de tener miedo a pensar que el mundo financiero giraba en torno a mí. Yo era quien estaba en lo cierto y los clientes que rechazaban mis propuestas, eran los que se equivocaban, los que no tenían educación financiera, los que sencillamente no sabían lo que hacían. En cualquier lugar donde estuviera, fuera el día y la hora que fuera, tan sólo era capaz de ver personas cuyos ahorros, negocios, no estaban correctamente asesorados. Se instaló en mí la creencia que el único salvador posible para que sus negocios y para que sus ahorros tuvieran una rentabilidad adecuada era yo, así que no entendía que no me contrataran como su asesor financiero, que no quisieran hablar de su situación patrimonial un Sábado por la noche, …, etc.
En la tercera etapa, donde me encuentro hoy, y que llamo la etapa del Ser, lo veo todo con otra perspectiva. En este punto de mi carrera he averiguado lo importante que es leer la letra pequeña, tanto para mí como profesional como para mis clientes. Siempre vas con prisa, tienes otras prioridades vitales y, cuando se trata de reunirse con el asesor financiero de tu empresa o de tus inversiones personales, intentas por todos los medios liquidar la reunión en veinte minutos aunque sabes que tomar el tiempo que sea necesario sería lo deseable.
Esa escala de preferencias en tus quehaceres te perjudica. ¿Cómo?:
- No lees las condiciones de aquello que acabas de firmar. Lo arreglas, por así decirlo, con una frase del estilo …”¡Confío en ti!”…”¡Mira que ya tienes en tus manos todo mi patrimonio!” …
- Contratas productos que no necesitas y que sólo le sirven al “colocador” para cubrir sus objetivos que no son los tuyos. Además, lo curioso, es que no sabes que los has contratado.
- No preguntas sobre los costes porque resulta que eres una criatura con quien los asesores, gestoras, bancos, …, no hacen negocio. En tu opinión, los servicios que recibes de ellos te los ofrecen gratis.
¿Por qué te estoy hablando de todo esto? La explicación es que quiero que comprendas la principal variable que determina la rentabilidad de tus inversiones en los mercados financieros a largo plazo.
Aunque es evidente que la sencillez y mantener las inversiones a largo plazo son dos factores de enorme transcendencia, para mí el que marca la diferencia es MINIMIZAR LOS COSTES.
Por ejemplo, casi todas las gestoras de los fondos de inversión se comportan como si los impuestos no fueran importantes. Un buen asesor financiero tiene la obligación de conseguir la máxima rentabilidad financiero-fiscal para sus clientes. ¿Por qué entonces la mayoría de los gestores presentan una alta rotación en las carteras que gestionan? ¿Qué sentido tiene que los asesores transmitamos el mensaje de mantener las inversiones a largo plazo, cuando los gestores rotan sus carteras a niveles insultantes?
Ningún gestor va a conseguir que tus inversiones superen a los mercados financieros de referencia. La causa es que los costes, en menor o mayor medida, harán que eso no suceda. Así pues un ratio bajo de gastos es una de las principales razones por lo que una cartera de inversión es rentable a largo plazo.
Estoy aquí para, en el caso que necesites orientación profesional en el ámbito del asesoramiento financiero, servirte de forma personalizada, ayudarte en la asignación de activos y creación de carteras. Eso no significa que trabaje de balde para ti, pero tampoco que no sea un precio justo, que te explique el coste exacto y, además, lo comprendas y tengas claro antes de firmar ningún contrato.
Entremos en materia. ¿Conoces todos los costes visibles, invisibles y no aparentes de los fondos de inversión? (Aclaración: Esta herramienta la utilizo en el 75% de las inversiones de mis clientes. Soy un auténtico defensor de los beneficios que ofrece).
¿Si te hablo de ….
- Comisión de suscripción.
- Comisión de gestión.
- Comisión de custodia.
- Comisión de reembolso.
- Comisión de éxito / rentabilidad.
- Gastos de administración, de auditoría, costes de transacción.
- TER / Ongoing charge.
… sabrías explicarme cada concepto? Cuando has contratado tu cartera de fondos de inversión, ¿Te han informado de la repercusión de dichos costes sobre el patrimonio que acabas de invertir, has entendido los conceptos, la periodicidad de los mismos? ¿Qué criterio sigues para determinar si estos gastos están alineados con tus intereses?
Una pista … si pagas más de un 4% anual estás renunciando a acercarte siquiera a las rentabilidades de los mercados. El rolex, traje, corbata, despacho y coche de tu asesor financiero nada tiene que ver con la rentabilidad financiera real que obtendrá tu cartera.
Por eso estoy tan satisfecho del programa al que he llamado “Experto en leer la letra pequeña”, porque con él te aseguro que los conceptos que antes te he mencionado los conocerás antes de firmar cualquier contrato, así que no te llevarás ninguna ingrata sorpresa y evitarás tu ruina financiera.
Tu tarea fundamental como inversor es obtener la mayor rentabilidad posible de la gran tarta que son los mercados financieros de todo el mundo.
Otro punto de vista por el que es exigible para ti el control y conocimiento de todos los costes es que, en más ocasiones de las que me gustaría, me he encontrado gestores que deciden aumentar el riesgo de sus carteras, la rotación de las mismas, en aras de conseguir reducidos excesos de rentabilidad que les ayude a cubrir los exagerados gastos que sus gestoras aplican a sus partícipes.
La gran industria de los fondos de inversión es consciente que los costes que aplican podrían disminuirse sin sacrificar la calidad en su gestión. ¿Sabías que menos del 10% de los gastos que soportas como inversor se destina a los propios gestores de tu patrimonio en fondos de inversión?
Es cierto que las personas, en general, no ahorran; por miedo compran caro y venden barato. Necesitan estar asesoradas por un profesional. Sin embargo, es una realidad que administrar el patrimonio acumulado por los ahorradores, inversores y empresarios debería estar alejado de los conflictos de interés. Gestores y asesores debemos imprimir un carácter fiduciario a nuestro trabajo para con los bienes de nuestros clientes.