¿A cuántos de vosotros os ha ocurrido, teniendo responsabilidad financiera en una pyme, que vuestro gerente no entendía por qué razón no tenía saldos interesantes en su tesorería cuando, a la vez, le explicábamos que tenía que pagar una determinada cantidad de dinero en concepto de Impuesto de Sociedades?
Son muchos los empresarios que confunden liquidez con beneficio. Mejor dicho, cuando les explicas que su negocio genera beneficios y, por ende, debe pagar impuestos, no entienden que eso no es una consecuencia directa de una mejora en los saldos de sus cuentas corrientes, o de una menor disposición de las líneas de crédito que tiene en marcha.
Hay varios factores que determinan que liquidez y beneficio no vayan de la mano, tal y como algunos piensan:
- Facturar no es equivalente a ingresar. Tampoco lo es contabilizar un gasto respecto a pagar la factura de ese proveedor. Esas diferencias temporales entre registrar un ingreso/gasto hasta que se realiza el cobro/pago, son una de las consecuencias que hacen que beneficio y liquidez no sean coincidentes.
- Los activos que una pyme tiene en balance, por ejemplo, el inmovilizado material – elementos de transporte – mobiliario, suelen tener una vida útil superior al propio ejercicio. Se aplica lo que se denomina su “amortización” para registrar la devaluación de dicho bien, cuestión que provoca un asiento contable como gasto y no como pago. De hecho el pago es probable que se haya realizado durante el ejercicio mientras que el gasto se aplica amortizando el bien año tras año.
- Trimestralmente se liquidan impuestos como el IVA o el IRPF. La Hacienda pública utiliza a las pymes como recaudadoras de dichos impuestos. Esta cuestión puede provocar tensiones en su tesorería si no se planifica adecuadamente.
- Cada vez que pagamos una cuota de un préstamo, por ejemplo, tras adquirir una maquinaria, se genera una salida de tesorería y, sin embargo, ese pago, no es 100% gasto. Conlleva una parte de devolución o amortización más otra de intereses y, en algunos casos, comisiones.
Es por estas y otras razones que, el responsable financiero de la pyme, debe explicarle al gerente que una venta no es un ingreso hasta que no se cobra la factura correspondiente. Si, además de eso, por el hecho de vender, se sacrifica un margen por otro insuficiente, será cuestión de tiempo asistir a la desaparición y muerte de la compañía.
Una de las medidas a tener en consideración es el control del flujo de caja/tesorería. Esta metodología produce tres beneficios directos:
- Adecuar el flujo de pagos al de cobros.
- Controlar posibles sustracciones o hurtos por parte de empleados.
- Stock preciso y ajustado a las necesidades de la empresa.
Si tu empresa o pyme no es capaz de tener en equilibrio beneficio y liquidez, te emplazo a que contactes aquí conmigo para darte las herramientas que van a darle un giro de 180º a esa situación. ¡A qué esperas!